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-y tú fulanito, ¿qué quieres ser de mayor?

– ¿yo?, ¡probador de videojuegos¡!

¿A cuantos nos ha pasado eso de pequeño en la escuela? Era tal nuestra inocencia que lo decíamos muy convencidos, mientras esperábamos el timbre del fin de las clases para llegar a nuestra casa, sentarnos frente a la tele y pasar las horas jugando a los fifas, los diferentes Final Fantasy o al Crash Bandicoot. Luego ya, uno se daba cuenta que para comprobar los imperfectos movientes de Lara Croft había que estudiar una ingeniería, o incluso, para conocer la fantástica mitología del world of Warcraft había que tener ciertas nociones de Antropología para elaborar un mundo acorde con la fantasía que el usuario demandaba.

Pero dejando de lado la nostalgia de los más jugones, avanzamos hasta el día de hoy, donde los videojuegos dependen del gran número de personas que intervienen su tiempo en la diversión que aportan los títulos de las diferentes plataformas que componen el mercado. Cada vez más prestaciones, cada vez más pequeñas, cada vez más potentes…pero cada vez más caras… pero ya eso es otra historia.

Pues bien, las empresas desarrolladoras, en su empeño de querer hacer partícipe al usuario de la creación y optimización de sus títulos, nos cumplen el deseo que antaño tanto deseábamos: Probar el videojuego. La faceta que adquiere para tal divertida misión es la de BETATESTERS, y el objetivo es simple: el videojuego esperado abre sus servidores durante un tiempo limitado (o por lo menos, un porcentaje de lo que supone el juego) para que los usuarios puedan jugar y comprobar así fallos, bugs visuales, etc y demás cosas que normalmente los betatesters están acostumbrados a descubrir.

Una vez acabado el plazo y el juego deja de funcionar, el betatester, de manera voluntaria (o durante el uso del juego) deja sus impresiones, comentarios, fallos y todo lo que se le pueda ocurrir en un foro que facilita la empresa. Así, estos están al tanto de cómo ha sido el rendimiento del juego, y si tienen que cambiar algo antes de la salida oficial del mismo.

Los juegos que utilizan este reclamo son aquellos que requieren una continua conexión a internet, ya que por la categoría del título suelen ser PvP (player vs player). A pesar de que muchas desarrolladoras abren el servidor para todo tipo de públicos, las hay que solo le dan este honor a un número limitado de personas (las cuales ya han colaborado en anteriores juegos y han dado su opinión al respecto) y otras muchas, le dan este honor solo a aquellos que han realizado la pre-compra del juego (quizás con meses de antelación). Como premio a los que realizan este trabajo se les regala algún elemento que les diferencia a un comprador normal que no ha probado el juego. Eso sí, siempre digital.

Parece divertido, ¿verdad? Que de manera voluntaria tu inviertas tu tiempo en probar un juego… pues curiosamente, se está haciendo eso, un trabajo que cuando se hacían en los juegos que antes he citado arriba, lo hacían profesionales que cobraban por ello y ¿ahora quienes lo hacen? Exacto… los betatesters. ¿Y cuál es el salario?  Pues haber jugado al título que tanta ansia había por jugarlo antes que la gran mayoría de la comunidad gamer.

Quizás una empresa si tenga a esos “probadores” que antes mencionaba, estudiosos y válidos, que realizan el desarrollo del juego, pero al fin y al cabo es el usuario quien comprueba, de manera voluntaria el funcionamiento del título… y luego debe de gastarse la cantidad excesiva que cuesta para tenerlo en casa.

Esta curiosa forma de aprovecharse de la experiencia y tiempo del jugador conlleva un beneficio: que el jugador al fin y al cabo adquiera el producto y la publicidad se globaliza. Los videojuegos y su tecnología avanzan a pasos agigantados y cuando antes teníamos que jugar con la pantalla cortada por la mitad con nuestro amigo, ahora podemos hacerlo desde la comodidad de nuestra casa, ampliando nuestro circulo a lugares recónditos del planeta… pero eso también provoca que la cooperación para que un servidor sea estable sea garantizada de forma masiva y por supuesto, gratuita.

Pero surge otro tipo de reflexión, ¿no le estaremos dando la razón a George Ritzer y su mcdonalización de la sociedad? ¿No será esta una estrategia (vendida como privilegio) para ahorrar costes y puestos de trabajo a las empresas de videojuegos? Además de conseguir que algunos jugadores se sientan especiales y diferentes (y que muchos de los demás ansíen ese “privilegio”, creando así una necesidad como marcan los cánones del capitalismo) la empresa economiza dicho proceso haciendo que sean los propios clientes los que produzcan para ellos de forma gratuita, ríete tú de la plusvalía teniendo a un grupo de personas compitiendo por trabajar gratis.

Daniel Pérez Madueño

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https://seekingalpha.com

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