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“El juego es placer y no soporta vigilancia y acompañamiento. La autonomía es un camino que se enseña poco a poco y debemos fomentarla para que su juego pueda comenzar a ser menos vigilado y acompañado y pase a ser un juego libre.”

Francesco Tonucci

Elogio del jugar

Con el paso de los años nos vamos olvidando poco a poco de algo que hace no mucho atrás llevábamos a cabo con total naturalidad y formaba parte de nuestra esencia: jugar. En la era postfordista de agendas apretadas, de horas restadas al ocio en beneficio de la productividad (las frenéticas aspas del molino satánico) el hecho de ponernos a jugar, y me refiero simplemente a jugar y no a esculpirnos en la edad publicitaria del culto al cuerpo, se ha convertido en una actividad aparentemente pueril, algo para lo que ya perdimos el tren y no hay necesidad de recuperarlo ¿qué producimos con ello?

Quisiera hacer hincapié en que he utilizado la palabra “jugar” con toda la intención; la acción que se lleva a cabo, algo dinámico, divertido, sin finalidad aparente, una pequeña revolución ante el mercantilismo febril. De haber utilizado la palabra “juego” podría haberse confundido con un objeto tangible que, previo paso por caja, se queda olvidado en un estante junto al Cinexin y el Ibertren.

En esto también hay un fantasma con chistera y monóculo encerrado. Hoy día vivimos el auge de los juegos de mesa (wargames, eurogames, juegos de cartas coleccionables…), pero ya he dicho antes que son “juegos”, cada uno con su comunidad detrás, comprando en la tienda de turno y poseyendo el “juego” en su esplendor fetichista como pieza de museo, enfundándolo, quitándole el polvo, preservando sus colores, sin tiempo para “jugarlo”. En definitiva, una tribu de consumidores tras ellos.

Para JUGAR tan solo se necesita romper las reglas del JUEGO.

jugando sin juegos

Viajando al pasado

Para ello comencemos viajando al pasado, regresando a los años de la infancia en el que importaba jugar y no el juego, y un poco más allá. Pues unos 3.000 años antes de nuestra era a los egipcios les dio por jugar a algo similar a una combinación de ajedrez y jabalina (curiosa mezcla, luego nos escandalizamos con los rusos que mezclan ajedrez y boxeo). Las élites del imperio faraónico, que eran las que podían permitirse el lujo de dedicarse a este ingenio, decidieron romper las reglas. En varias excavaciones se encontraron bloques de madera y huesos humanos que se habrían empleado para desarrollar esta actividad.

Tras la dominación romana del territorio les tocó a estos encargarse del juego, al que consideraban ligado a la clase baja, en definitiva un juego vulgar, y que derivaría en la petanca, y los bolos. Así llegó hasta los persas, que descubrieron que se parecía mucho a un ajedrez autóctono conocido como “shah”, denominando al recién llegado como “Kubtal” (bloqueo en nuestra lengua).

Así estaban las cosas en la época en la que a los Vikingos les daba por liarse la manta a la cabeza, lanzarse al mar, cruzar la frontera entre Europa y Asia y saquear aquello que se encontraba a su paso. Y en uno de estos saqueos, presumiblemente en Turquía o Rusia, les gustó aquel juego con el que se encontraron y se lo trajeron de vuelta a territorio escandinavo, difundiéndolo a su paso por Escocia y bautizándolo como “Kubb” (traducido como bloque de madera).

La controversia comercial

el rey o kubb

Pero no fue hasta mediados de los noventa del siglo pasado cuando comenzaron a realizarse las primeras producciones comerciales del “Kubb” en la ciudad de Gotland, vendiéndolo como el “ajedrez vikingo” y autóctono de la propia ciudad, en la cual sus habitantes jugaban en la época vikinga con los huesos de las tribus conquistadas y llevándolo allí donde fueran.

Esto no fue más que un ardid comercial con el fin de mejorar las ventas del juego ante el auge del consumo de lo “étnico” en general y de lo vikingo en particular. Por ello resulta importante remarcar que la Föreningen Gutnisk Idrott, fundada en 1912, nunca lo consideró como uno de los juegos tradicionales de Gotland. Lugar en el que, como propio o ajeno, se celebra anualmente el campeonato mundial.

Partida de Kubb

Después de verlo ¿tienes ganas de saber cómo se juega? En este vídeo te lo explican.

El Mölkky (bolos finlandeses)

Mölkky

Otro juego de puntería que guarda relación con el Kubb es el Mölkky, una versión moderna del tradicional Kyykkä, un juego autóctono de Carelia (una región tradicionalmente finlandesa pero desde la Segunda Guerra Mundial perteneciente a Rusia).

En Finlandia resulta un juego muy popular con multitud de asociaciones y en cuya ciudad Lahti, se celebra anualmente el Campeonato del mundo.

El objetivo del juego es hacer caer los 12 bolos de madera (los cuales cada uno tiene una puntuación diferente que va del 1 al 12) con la ayuda de un cilindro del mismo material (el mölkky). El jugador (o equipo) que consigue llegar a los 50 puntos gana la partida. El modo de puntaje puede parecerse al “cricket” de los dardos.

En el siguiente vídeo puedes ver cómo se juega.

Rubén Blasco

Referencias

Wikipedia

molkkyspain.wordpress.com

michanenfinlandia.com

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