Política exterior y relaciones internacionales en el Antiguo Oriente Próximo /Egipto

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En el presente artículo se analiza cómo funcionaba la política exterior en torno a la Edad del Bronce en Próximo Oriente y Egipto. De esta forma, el concepto territorial, la guerra y el comercio se erigen cómo elementos claves en la creación de un sistema político-administrativo totalmente definido.

Por lo generafoto-1l, solemos pensar que la política exterior es un aspecto relativamente actual, pues tal como la concebimos se suele atribuir al mundo moderno. Pero, realmente la historia de la política exterior es algo que se remonta siglos atrás y que no es algo propio de nuestro tiempo. Ya que si nos vamos al II Milenio, al área geográfica del Próximo Oriente/Egipto, observamos un mundo de total madurez político-administrativa, con unas relaciones diplomáticas reguladas por una serie de normas de conducta que mantenían el equilibrio de poder entre los grandes Estados y los Estados vasallos.

Es decir, como establece Mario Liverani, una diplomacia con una estructura jerarquizada en la que no existe la neutralidad (se es amigo o se es enemigo) y totalmente dominada por los reyes de los grandes Estados, desde el palacio real.

Ahora bien, ¿Dónde se encuentra el origen de éstas relaciones internacionales?

Dicho origen, se localiza en el comercio o intercambio. Desde el momento que una persona siente la necesidad de adquirir algo que no se encuentra dentro de su espacio geográfico y que lo diferencia del resto de la sociedad.

A partir de ese momento, se van a iniciar relaciones interregionales en las que van a circular todo tipo de materiales, y que van requerir de una diplomacia para entrar en contacto con los lugares que poseen aquello que se quiere obtener.

Durante el Bronce Final, este sistema no solo estaba perfectamente desarrollado, sino que también delimitado geográficamente en dos áreas perfectamente diferenciadas:

Núcleo principal: formada por Egipto, Anatolia Central y Oriental, Siria-Palestina y la Alta Mesopotamia.

Área periférica: compuesta por el mundo micénico, Elam, África Oriental, Arabia e Irán.

Por lo tanto, dentro de esas relaciones internacionales fueron clave varios aspectos para su desarrollo: los conflictos bélicos, intercambios de bienes, concepción del territorio/del mundo, diplomacia entre los diferentes Estados…

Concepto y visión del territorio

En lo que se refiere al territorio hay que dejar claro que las relaciones estuvieron marcadas por una visión centralista y nuclear de los grandes Estados, los cuales diferenciaban entre centro (superior) y periferia (inferior), o lo que es lo mismo entre territorio interno y territorio externo.[1]El centro es el urbanismo, la civilización y el orden. Mientras que la periferia es el caos y el lugar donde habitan poblaciones peligrosas.

A su vez, esta visión centralista estaba ligada a la organización cósmica, según la cual el orden debía acabar con el caos, que siempre estaba amenazante. Por este motivo, el gran rey emprendía campañas hacia el exterior para eliminar todo elemento rebelde que desestabilizaba el orden. Aunque, realmente lo que se buscaba era extender los dominios.

Igualmente, en relación con el territorio vamos a localizar una de las principales funciones del los grandes reyes. Que no era otra que extender sus dominios/ fronteras hacia el territorio exterior para acabar con el caos, establecer el orden y organizar el mundo. Por ello el rey tenía como prioridad ampliar el territorio heredado, para cumplir dicho objetivo.

Una de las formas que tenían para manifestar esa expansión y sometimiento político era erigiendo una estala conmemorativa. Cuyo objetivo, era delimitar la propiedad y el confín del mundo, a la vez que actuaba como sustituto del rey cuando no estaba presente. “…A la cabeza de su ejército, persiguiendo a aquel miserable enemigo en el país de Mitanni. Huyó despavorido ante Mi Majestad a otro país, un lugar lejano. Entonces Mi Majestad erigió mi estela en aquella montaña de Naharina, esculpida en la roca en la orilla oriental del Éufrates…” (Estela de Tutmosis III, Gebel Barka).foto-2

Este dominio, estaba presente en la titulatura del rey que hacía referencia a las relaciones espaciales. Como por ejemplo: Rey de las cuatro partes en Mesopotamia, Señor de todas las tierras en Egipto…

Por otro lado, ese control político implica la coexistencia entre:

Estados diferentes: aquí entra en juego la actitud monocéntrica y el elemento jerarquizador o de rango que diferencia entre grandes y pequeños Estados y entre grandes y pequeños reyes. Los primeros son independientes, controlan y protegen a los segundos que son sus servidores (deben respeto y pagar tributo).Es decir, que se trata de una relación desequilibrada.

Estados iguales: la relación entre los Estados grandes, se trata de una relación equilibrada

Toda esta relación queda reflejada en el tratamiento epistolar:

Entre iguales: se desarrolló un trato de fraternidad, de “hermanos” o “colega”. Sin embargo, cuando había una diferencia de edad entre los reyes se asumía una relación paterno-filial, de forma que se trataran de “padre” e “hijo”. A todo esto se suma los enlaces matrimoniales, que requerían de largas negociaciones y a pesar de que era entre iguales parece ser que Egipto tenía cierta superioridad. Pues la corte egipcia nunca entregaba princesas egipcias, y además las que eran entregadas al faraón no pasaban a ser la primera esposa sino que pasaban a formar parte del harén real (aunque dentro de este tendrían una posición superior a las princesas de países vasallos).

Entre desiguales: el pequeño rey trataba al gran rey de “señor” y se declaraba su “súbdito”.

En este caso, también se daban enlaces matrimoniales pero con una negociación totalmente distinta y en la que el reyezuelo debía acceder sin propuestas

En el caso de Egipto el faraón pedía al vasallo que le enviaran una princesa junto con la dote correspondiente (fijada por el señor) y ésta pasaba a formar parte del harén real .Mientras que los hititas, entregaban a sus princesas para que se casaran con los pequeños con el objetivo de aumentar la lealtad de la corte vasalla, con la condición de que esta fuera la reina y su nieto el heredero.

La guerra

Por otra parte, debe destacarse la gran cantidad de enfrentamientos bélicos que se desarrollaron en este ámbito. Los cuales, no se dieron de forma de descontrolada, sino todo lo contrario, pues existían una serie de reglas que articulaban todo el proceso bélico[2]. Y que debían ser aceptadas y cumplidas por aquellos que se enfrentasen.

Ahora bien, en este juego (que se considera el correcto) no entraban los pueblos bárbaros e inferiores. Según los grandes, porque al ser inferiores estaban predestinados desde el principio de la contienda a perder, y ellos siendo conscientes de su situación recurrirían a la trampa para poder salir victoriosos.

Como ejemplo, tenemos el caso de las tribus Kashka. (Anatolia), de las que se nos dice que atacaban por sorpresa, de noche y que preferían las zonas boscosas para entorpecer la acción del ejército hitita

También, cuando hablamos de guerra, tenemos que diferenciar entre varios tipos de conflictos en función de los intereses que se tengan:

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Conquista de territorio: el objetivo era acceder a rutas comerciales para poder obtener materias primas.

Frenar el avance un Estado que es peligroso porque se estaba fortaleciendo.

Demostrar el poder del rey: en este tipo de guerras o más bien escaramuzas destacó Egipto, donde el faraón nada más llegar al trono organizaba una expedición militar para demostrar a sus súbditos que era el protector de maat( el orden/equilibrio cósmico).

Al igual que, según M.Liverani, se produjeron distintos tipos de guerra, también se generaron diferentes clases de paz. Todas ellas con el objetivo de poner fin al conflicto:

○ Paz como sumisión: se trataba de un rendimiento sin condiciones, el perdedor se entregaba al vencedor con el único objetivo de salvar la vida (pues si se mantienen rebeldes se les aniquila). Lo cual, conllevaba a una deportación masiva de prisioneros que debían ponerse bajo las ordenes del rey vencedor y el pago de tributos, es decir que se coinvertían en vasallos.

Aunque, hay que tener presente que dentro de este tipo de paz había diferencias entre los egipcios y los hititas. Mientras que los egipcios preferían que el extranjero trabajara como vasallo en su propio país, a los hititas les importaba menos mezclarse con los extranjeros.

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○ Paz como reconocimiento mutuo entre los reyes enfrentados: estaba directamente relacionado con la reciprocidad. Reconocimiento de los derechos, que no tenían porqué implicar igualdad.

Es decir, acuerdos recíprocos surgidos de mutuo acuerdo (reciprocidad entre iguales, en la que ambas partes se sitúan en el mismo plano) o por el rey de mayor rango (reciprocidad entre superior e inferior, aquí existe una distinción). Estos reconocimientos, lo que hacían era colocar a cada país en una posición determinada dentro de las relaciones internacionales En el caso de Egipto, la concepción de reciprocidad era distinta, pues para los egipcios todos los pueblos se sometían.

Por otro lado la guerra en este mundo va estar insertada dentro de una concepción ideológica muy compleja. Destacando:

La idea simbólica del uno contra todos: en la que el rey aparecía como un gran héroe todopoderoso capaz de aniquilar el solo a las tropas enemigas. Es decir, el rey velaba por la seguridad de todos para evitar el caos.

Las guerras entendidas como juicios divinos (ordalías): en las que ya se conocía al vencedor antes del enfrentamiento, debido a su superioridad sobre el pueblo atacado. Estas guerras tenían un carácter centralista muy marcado y su finalidad era la de demostrar al enemigo el poder de un monarca favorecido por los dioses. Es más, el hecho de vencer una batalla, llevaba añadido en cualquier caso, que aquel que saliera victorioso habría contado con la ayuda divina, ya que se trata de culturas con una religiosidad muy marcada, pero también porque de este modo se emplearía la religión como un medio propagandístico. “…340 prisioneros vivos y 83 manos. 2.041 yeguas, 191 potros, 6 sementales. Un carro trabajado en oro, su vara de oro, de este vil enemigo; un hermoso carro trabajado en oro del príncipe de Megido, 892 carros de su miserable ejército; en total, 924 carros. Una hermosa armadura de bronce perteneciente al príncipe de Megido, 200 armaduras de su vil ejército, 502 arcos, 7 varas de madera del enemigo, trabajadas en plata. …” (Botín conseguido por Tutmosis III en la Batalla de Megido, Israel S.XV a.C. Templo de Karnak)

La conquista como organización cósmica: la civilización, el orden, debía conquistar el exterior, el caos, para acabar con aquello que podía romper el equilibrio.

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Relaciones comerciales

En lo que se refiere a la actividad comercial y a la circulación de bienes, hay que tener presente que el modelo económico que se dio internamente en cada Estado es el que se reflejó en las relaciones exteriores. Por tanto, estamos hablando de una economía redistributiva en la que los bienes eran administrados y redistribuidos por el poder central del Estado (ya sea el templo o el palacio).

Esto aplicado en el plano internacional, se traduciría en: la existencia de un país central que sería el encargado de la redistribución de los bienes entre aquellos países de menor poder que dependieran de algún modo (económica o políticamente, o incluso por medio de acuerdos) del Estado principal.

Paralelamente, al modelo redistributivo se desarrolló el modelo de reciprocidad, que se basó en el intercambio de lujosos bienes entre los grandes reyes[3]. Los cuales, se debían mostrar siempre generosos y desinteresados por lo material, es decir que era más importante dar que recibir.

Evidentemente, esto era la teoría, lo que leyes morales dictaban. Porque en realidad, lo que había detrás de esta reciprocidad era una competición por el prestigio, (había que superar el don recibido para obtener un mayor prestigio) y un interés por los bienes materiales.

A su vez, ambos modelos, nos van a dejar ver la autosuficiencia ó interdependencia de los grandes reinos. Así, tenemos:

Egipto: poseía sus recursos, los de Nubia y Siria-Palestina. Por lo tanto podemos decir que era autosuficiente, de hecho los faraones no mostraban un especial interés en el comercio con los reinos asiáticos.

En este sentido, destaca la expedición comercial realizada por Hatshepsut al Punt (Somalia ofoto-6 Etiopía), documentada en el Templo de Dehir el-Bahari. Por primera, vez Egipto utiliza una ruta directa a este país para evitar intermediarios y así obtener los productos (mirra e incienso) a un precio más económico. “…Cargando pesadamente los barcos con las maravillas del país del Punt: todas las buenas maderas aromáticas de la Tierra del dios, montones de resina de mirra, jóvenes árboles de mirra, ébano, marfil puro, oro verde de Amu, madera de cinamomo, madera-hesyt, incienso-ibemut, incienso, pintura de ojos, monos, babuinos, perros, pieles de pantera del sur, y siervos y sus hijos…” (Bajorrelieve del Templo de Dehir el-Bahari).

También, gracias a los relieves que nos cuentan la expedición, podemos observar la concepción egipcia con respecto a los países extranjeros, pues lo que en realidad es una negociación se presenta como un acto de sumisión.

Reinos Asiáticos: no poseían grandes recursos y por ello dependían en gran medida del comercio africano que controlaba Egipto para obtener bienes de lujo, como: oro, incienso, marfil, ébano…De ahí que mostraran un mayor interés por este comercio.

Pero, hay que tener en cuenta que en parte, Egipto también fue dependiente de los pequeños reinos del Levante, que eran los que les suministraban materias primas.

Así se nos muestra en el texto de “El viaje de Un-Amón”, cuando el rey de Biblos (Zakar-Baal) se niega a entregar madera de cedro a Un-Amón si Egipto no paga como es debido. Aquí, hay una mayor necesidad de obtener madera por parte de Egipto que de Biblos por exportarla, aunque finalmente se la entregará. No obstante, cabe señalar que esta historia se encuadra en una época de declive egipcio y de esplendor económico y político de Biblos, por lo que los pequeños reinos estarían en disposición de hacer mayor presión.

Para finalizar, debo hablar de la figura del embajador, sin el cual no hubieran sido posibles estas relaciones diplomáticas (ya sea entre iguales ó no), ya que era el que hacía posible la comunicación entre los reyes (a través de la entrega de cartas), velaba por los intereses de su país, llevaba a cabo negociaciones tan importantes como fijar enlaces matrimoniales…Es decir, que se trataba de una persona debidamente formada en política exterior, leal, honesta, fiel a su rey.

Rocío Rivas Martínez

Referencias

Córdoba Zoilo, J., La guerra en Oriente Próximo y Egpto, UAM Servicios de Publicaciones, Madrid, 2003.

Liverani, M., Relaciones internacionales en el Próximo Oriente, 1600-1100 a.C., Ediciones Bellaterra, Barcelona 2003.

Liverani, M., El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía, ed. Crítica, Barcelona, 1995.

Fotos

Portada: Bajorrelieve del ejército asirio, reinado de Tiglatpileser II (966-935 a.C).

Foto 1: Localización de los principales Estados.

Foto 2: Carta de Amarna (Egipto), correspondencia entre los diferentes reyes. Eran realizadas en arcilla y escritas en cuneiforme-akadio- (lengua internacional), 1350 a.C.

Foto 3: Bajorrelieve de carro de combate hitita.

Foto 4: Tratado la paz de La Batalla de Qadesh, firmado entre Ramses II y Hattusili I (Egipto y Hatti, 1629 a.C.).

Foto 5: Bajorrelieve de Tutmosis III (1479-1425 a.C.) rematando a los enemigos

(Templo de Karnak).

Foto 6: Bajorrelieve de la llegada de los egipcios al país del Punt (Templo de Deir el-Bahari.

[1] Esta distinción reside en el elemento geográfico y en las diferencias culturales (lengua, costumbres, administración, sistema económico y político…) que hacen que la periferia sea vista como inferior.

[2] Se da el desafío oficial por parte del rey que se ha visto ofendido. A lo que el rey enemigo tiene dos opciones aceptar el enfrentamiento o eludirlo. Es decir, que el desafío generalmente servía para acordar dónde y cuándo se iba a dar el choque de ambos ejércitos.

La batalla debe darse en un espacio abierto y conocido por ambos frentes.

El conflicto no se comienza espontáneamente, sino que se inicia cuando ambos ejércitos estén preparados.

[3] Por ejemplo en las cartas de Amarna, se nos dice que cuando un rey es entronizado el resto de reyes pares deben entregarle numerosos dones. A cambio, el nuevo rey debe responder a sus aliados con la misma o mayor generosidad.

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