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Hace solo unos días saltaba a las portadas una noticia cargada de un sospechoso optimismo: “El paro marca en abril su mayor caída en una década”.

Qué bonito

De verdad que quiero creérmelo. Suena tan bien…

Por desgracia, el gobierno sabe que me lo quiero creer. Los medios de comunicación también lo saben: para algo han fabricado esta noticia.

Pero ¿Por qué interesa tanto este optimismo?

Para responder a esto, vayamos con la lección del día de “Macroeconomía para Dummies”.

Imagina que el optimismo tuviera un efecto directo sobre la economía. Imagina que el consumo y la inversión planeada dependieran en buena medida de las expectativas de la gente sobre el futuro.

Pues esto es exactamente lo que ocurre. Los consumidores basan su gasto no solo en las rentas que tienen ahora, sino en las que esperan tener en un futuro. Las empresas basan su inversión en las ventas actuales y en las que esperan hacer en el futuro. A mayor optimismo, mayor gasto por parte de familias y empresarios. La economía crece. Felices los cuatro.

Necesitamos que la gente crea que va a tener muy y mucho trabajo. Que la crisis ya pasó, y que ahora pueden gastar porque por fin ha llegado la bonanza económica. Y la mejor forma de hacérnoslo creer a la gente de a pie, es a través de las expectativas laborales. ¡Ha bajado el paro!, dicen. ¡Todo va bien!

Pero.

Estas noticias se deben analizar con la ceja del escepticismo bien alta.

Ya sabemos que hemos de desconfiar de los datos y de las interpretaciones que de ellos se pueden hacer (te recomiendo que eches un vistazo al artículo que lo explica); y esto cobra una especial importancia en el caso que nos ocupa.

En primer lugar, debemos aclarar qué es lo que estamos midiendo. Qué es el desempleo, estadísticamente hablando: es el número de personas que están buscando activamente trabajo, pero que no están empleadas actualmente.

No hay que confundirlo con la tasa de paro, que es el número de desempleados dividido por la población activa, es decir, la población mayor de 16 años que puede trabajar, y se expresa en forma de porcentaje. Por tanto, no es una proporción entre el total de la gente desempleada y el total de la población, sino el de aquélla que se denomina «económicamente activa”. Por el contrario, la tasa de empleo (ocupación) resulta del cociente entre el número de personas actualmente empleadas y la población activa.

La primera fórmula para desvirtuar los valores reales de desempleo es jugar con esta terminología, dado que no será el mismo valor el expresado en el desempleo que en la tasa del paro aun cuando sean parecidos y sigan similares evoluciones, puesto que la tasa de paro se calcula sobre la población activa y el desempleo se contabiliza tomando como base la población total. Así, la utilización de uno u otro concepto se determinará en función de los intereses. Por ejemplo, si queremos decir que la economía está mejorando, utilizaremos el valor que más la subestime. Si lo que queremos es desacreditar la labor del gobierno, utilizaremos el que la sobrestime.

A continuación, para calcular el desempleo contaremos solamente a las personas que están buscando activamente trabajo en las 4 últimas semanas. De esta manera, estamos subestimando su valor real, mermando los datos estadísticos, puesto que excluimos:

  • Trabajadores desanimados: son los que, pese a poder trabajar, han dejado de buscar empleo por la situación del mercado.
  • Trabajadores con vínculos marginales: quienes quieren tener un empleo y que lo han buscado en el pasado reciente, pero que actualmente no lo buscan.
  • Subempleados: aquellos que trabajan a tiempo parcial de forma involuntaria dado que no pueden encontrar empleo a tiempo completo.

Por otro lado, es necesario definir este concepto que seguro te resulta familiar, que todos hemos escuchado y del que tal vez nos lleguemos a hacer una idea en cuanto a significado, pero sin poder precisarlo con exactitud: el “desempleo estructural”, situación en la que hay más personas en un mercado laboral concreto buscando empleo que puestos de trabajo disponibles al salario vigente, aun cuando la economía se sitúe en un pico positivo de expansión.

Es decir, lejos de poder achacar la responsabilidad de su situación a estos desempleados que han dejado de buscar activamente trabajo, el desempleo estructural es una explicación legítima del por qué de su inactividad, y más cuando concurren agravantes como edad, condiciones físicas, cargas familiares que impidan la conciliación, competencia en cuanto a la formación, falta de experiencia previa… No hay mercado para estas personas y la búsqueda de empleo supone una pérdida de dinero sin expectativa de futuro.

Una vez aclarados los conceptos básicos, analicemos los datos sobre los que basan la afirmación de que el paro se ha reducido, se ha desplomado, a sus niveles más bajos en la última década.

  • Lo primero que hay que entender es que el desempleo, al estar ligado a la marcha de la economía, pasa por ciertos ciclos, al igual que esta. A mayor consumo, mayor disponibilidad de puestos de trabajos. Por eso, ante los periodos vacacionales (Navidad, Semana Santa, verano), donde nuestra economía se dinamiza por la afluencia de turismo y por el cambio en las expectativas de los consumidores, el desempleo disminuye. Esto es lo que se conoce como desempleo cíclico, y no es pertinente utilizarlo sino en comparación con periodos similares de otros años, antes y después de la crisis económica en la que estamos inmersos desde 2008.
  • La caída del desempleo no significa por sí misma que la situación económica del país haya mejorado. Será necesario por un lado observar los ciclos de los que acabamos de hablar y por otro el crecimiento del PIB, nuevamente comparándolo con respecto a otros años y con respecto a otros países, considerando los cambios de circunstancias y contextos que puedan sesgar los resultados para que estos sean extrapolables al país concreto objeto de estudio.
  • Cuando se utilizan los datos mensuales del paro, para ver su evolución, las afirmaciones que se hacen son en base al porcentaje de crecimiento o retroceso con respecto al mes anterior. Esto puede suponer una distorsión de la realidad al estar hablando en términos relativos y obviar la cantidad real de parados actuales. La caída puede haber sido especialmente pronunciada pero es necesario puntualizar que, por un lado, estos descensos en los niveles del desempleo se producen cada año en nuestro país en este periodo con motivo de las vacaciones de Semana Santa; y que el desempleo sigue siendo extremadamente alto, situándose en 3.163.566 personas, un 14,6% según la tasa de paro, y está muy lejos de volver a los valores anteriores a la crisis de 2008: en el último trimestre de 2007, justo en el comienzo de esta crisis (que se suele datar en diciembre de ese año), había 1.806.000 parados, con una tasa de paro del 8%
  • En la mayoría de los titulares se afirma que los niveles de desempleo marcan el mayor descenso de la década, pero, sin embargo, otros sostienen que es la mayor caída sólo desde mayo de 2017. Podrás pensar que la afirmación se basa en que los periodos de abril y mayo no son los mismos, pero si observamos los gráficos podemos observar que la caída de 2017 se inició en el mes de abril y siguió descendiendo hasta el mes de Julio, de manera similar a la evolución del desempleo en los mismos periodos de los años comparados. De hecho, la caída fue mucho más pronunciada en 2017 que en la actualidad, si bien es cierto que los valores del número de parados eran en ese momento muy superiores a los actuales.

Puedes pensar que, en cualquier caso, es muy positivo que el desempleo se haya reducido a casi la mitad en los últimos 6 años, o la tasa de paro en más de un 10%. Y por supuesto, lo es, pero no podemos obviar lo que en estos días oculta esta caída del desempleo: la miseria de la precariedad laboral.

Es coste de disminuir los valores de desempleo es la absoluta desprotección del trabajador en aras de abaratar uno de los costes fijos de la producción que más cuesta a los empresarios, esto es, los recursos humanos. Esto se hace a través de contrataciones temporales, pésimas condiciones horarias (flexibilidad, le llaman), sueldos por debajo del nivel de vida (teniendo en cuenta que el alquiler de un piso supone más del 65% de un sueldo medio completo, o incluso está por encima), falsos autónomos, y precarización del despido.

Mención aparte merecen las condiciones cada vez más restrictivas para el acceso a las prestaciones de desempleo, entre las que se encuentra la obligatoriedad de aceptar una oferta de empleo (“colocación adecuada”, en términos del Servicio de Empleo Estatal) aun cuando el horario sea incompatible con la conciliación con tu vida familiar, o aunque no te guste el trabajo a desempeñar, o aun cuando las condiciones laborales sean pésimas (bajo o nulo sueldo base complementado con comisiones, por poner un ejemplo). Lamentable es que un servicio de empleo público estatal pueda llegar a acuerdos con marcas, con empresas de renombre, para malvender a sus desempleados y así afirmar públicamente que el empleo se ha reducido.

El cambio de gobierno trae consigo promesas y esperanzas de cambio (está por verse si estas expectativas son reales o enfundadas), pero está claro que hay un sector muy importante que se va a ver perjudicado (lo has adivinado: el empresario), sufriendo una reducción de sus beneficios en caso de que la política laboral cambie, y la Ley de Reforma Laboral de 2012 sea revisada, modificada o derogada. Por tanto, hay que construir realidad para evitar que esto ocurra:

  • En primer lugar, hay que decir que estamos bien, que todo va bien. El FMI apunta que vamos hacia la sostenibilidad, dicen algunos medios. Datos que contrastan con la previsión de crecimiento de los principales organismos como la Comisión Europea o el propio FMI. Bruselas, por el contrario, ha explotado esta burbuja de optimismo, advirtiendo sobre el déficit, sobre el que no vamos a hablar en detalle pero que también suele manipularse en las estadísticas al confundirlo con recesión y deuda pública.
  • Algunos artículos vinculan el desempleo con la transformación del ciclo económico debido a la globalización, observando la desaparición de la clase media como un fenómeno normal, lejos de ser alarmante, y, por tanto, afirman que el desempleo debe autorregularse, tachando a los gobiernos que intervienen en esta materia de “populistas” y “proteccionistas”, acusándoles de poner freno a la economía. Es muy importante entender que en todo caso lo que están interviniendo y tal vez frenando es el crecimiento del capitalismo liberal, que no entiende de personas y de sufrimiento sino de expansión del capital, y que aun así esto no es necesariamente cierto: la política económica de disminución de impuestos y aumento de transferencias del Estado a los ciudadanos se utiliza como herramienta para expandir la economía, fomentando el consumo. Asimismo, la subida de los salarios se corresponde no tanto a una acción de un gobierno “populista” sino a una equiparación con respecto a los niveles de vida y los precios de consumo. Si estos no suben, pero el nivel de vida sigue aumentando, se frena el consumo y la economía retrocede.

Por tanto, aunque lo miremos desde el prisma puramente económico, la protección de los trabajadores por parte del Estado es positiva y conveniente en un momento en el que la precariedad laboral es la norma, pudiendo ser utilizada como herramienta para impulsar la economía.

Sin embargo, nos intentan convencer de que, en la economía moderna, en un país con déficit económico o en recesión, el único modelo sostenible es el de la precariedad laboral, o que el desempleo es una consecuencia inevitable de la crisis económica, cuando la realidad es que el desempleo agrava la crisis al frenar el consumo, imprescindible para el crecimiento económico.

El desempleo lleva manteniéndose en niveles desorbitados desde hace ya 11 años y solo empezó a mejorar levemente en 2013. Hace 7 años que se supone que salimos oficialmente de la crisis, y ahora los expertos auguran una nueva y peor crisis para el 2020.

Un 8% de los hogares tienen a todos sus miembros en el paro. El pasado año se cerro con casi 60.000 desahucios y en octubre de 2018, un 26.6% de la población, 12.3 millones de personas, están en riesgo de pobreza y exclusión social.

Visto lo visto, que viva el populismo.

 

Cristina GH

Referencias

Krugman y otros, 2015 Fundamentos de Economía, Barcelona, Reverté SA

https://es.statista.com/estadisticas/474896/tasa-de-paro-en-espana/

https://es.statista.com/estadisticas/474867/cifras-trimestrales-del-desempleo-en-espana/

http://www.expansion.com/economia/2019/05/06/5ccfdc1a468aebd47c8b45e6.html

https://www.20minutos.es/noticia/3631912/0/paro-baja-91518-personas-abril-hasta-3163566/

https://www.epdata.es/datos/paro-espana-hoy-epa-ine/10/espana/106

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Desempleo

https://economipedia.com/definiciones/tasa-ocupacion-empleo.html

https://www.elblogsalmon.com/entorno/fmi-apunta-que-fin-vamos-sostenibilidad-todos-detalles

https://www.larazon.es/economia/bruselas-rebaja-su-prevision-de-crecimiento-para-espana-al-2-1-en-2019-EI21835111

https://elpais.com/economia/2019/05/07/actualidad/1557223838_611943.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_econ%C3%B3mica_espa%C3%B1ola_(2008-2014)

https://www.apd.es/se-acabo-la-crisis-expertos-aseguran-proxima-recesion-en-2020/

https://www.elindependiente.com/economia/2019/03/01/espana-se-practicaron-casi-60-000-desahucios-ano-2018/

http://www.rtve.es/noticias/20181016/riesgo-pobreza-espana-sube-para-mujeres-mayores-65-anos-universitarios/1819820.shtml

https://www.sepe.es/contenidos/personas/prestaciones/colocacion_adecuada.html

http://www.jefspain.eu/efectos-de-un-seguro-de-desempleo-europeo/

Fuente imagen:

http://roadmusic.alsa.es/fin-de-semana-de-conciertos-multitudinarios/

https://sellarparo.es/oficina-de-empleo-paro-inem-sepe-madrid-barrio-de-la-concepcion-madrid/

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